No retornes al sueño de las olas
con tus ojos de abril atardecido,
profanando a los dioses del olvido
con el viejo rumor de caracolas.
Pues hoy calla mi voz. Estoy a solas
frente al mar implacable del latido...
ignoras, hombre triste, que he perdido
la región del recuerdo que desolas.
Hombre que supe amar, altar de fuego
donde inmolé mi sed y mi sosiego,
soberana de sombras presentidas.
No traiciones al mar. Soy la memoria.
Y tú...aquel vago rastro de la euforia
que las lunas absuelven de las vidas.
MARIANA FINOCHIETTO.
Amnesia, de Omar Ortiz.
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