martes, 16 de febrero de 2016

Pobre de aquel
que niega la certeza
del abismo,
del que no teme 
otra cosa
que al llegar la mañana
lo encuentre despierto.

Pobre de aquel
que no ha visto en los espejos
las máscaras 
de sus monstruos 
habitar
piel adentro.

Pobre de aquel
que no ha caminado 
en
sus infiernos.

MARIANA FINOCHIETTO.


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